Presentación
El actual movimiento de resistencia global contra el capitalismo, bajo la consigna de “otro mundo es posible”, ha resaltado el pensamiento socialista como una alternativa. En este contexto, resulta imperativo estudiar, comprender y debatir la teoría del surgimiento del pensamiento socialista.
La historia del pensamiento socialista a nivel mundial enriquece la constante batalla de ideas. Entre los pensadores socialistas destacados se encuentran Carlos Marx y Saint-Simon. Marx aborda las bases científicas e industriales para alcanzar una sociedad sin clases, mientras que Saint-Simon destaca la importancia de la ciencia y la industria en este proceso.
Además, Charles Fourier propone la formación de grupos autosuficientes conocidos como falanges, como una vía para la construcción de una sociedad igualitaria.
El estudio de estos pensadores socialistas y su legado resulta esencial para comprender los fundamentos y los desafíos del movimiento de resistencia global actual y reafirmar la consigna de “otro mundo es posible”.
Tipos de Socialismo
Socialismo Utópico (alrededor de 1800)
El socialismo utópico, la primera corriente del pensamiento socialista moderno, se desarrolló en los siglos XVIII y XIX en Europa. Surgió como una crítica a las terribles condiciones inhumanas a las que eran sometidos los obreros urbanos y los campesinos proletarizados debido al capitalismo industrial de la época. Según Carlos Marx, los sistemas propuestos por figuras como Saint-Simón (1760-1825), Fourier (1772-1873), Owen (1771-1858), entre otros, surgieron en las etapas iniciales y rudimentarias de la lucha entre el proletariado y la burguesía.
Estos pensadores desarrollaron sus ideas en una época en la que los trabajadores industriales aún eran débiles y estaban desorganizados. Estaban desmoralizados por los rápidos cambios de la Revolución Industrial, carecían de protecciones laborales y aún no eran conscientes de su poder latente. Los socialistas utópicos consideraban que la economía de mercado competitiva era injusta e irracional. Abogaban por la solidaridad universal en lugar de la lucha de clases, y buscaban la cooperación de los capitalistas en sus proyectos, incluso buscando su financiamiento.
Socialismo de Estado
El socialismo de Estado se refiere a un sistema en el cual el gobierno posee y opera todos o algunos sectores específicos de la economía, con el objetivo de lograr objetivos sociales más allá de la mera obtención de utilidades. Un ejemplo de esto fue la antigua Unión Soviética, donde hasta hace poco tiempo, los sectores más importantes de la economía eran propiedad y estaban bajo el control del Estado. Sin embargo, el socialismo de Estado también puede existir dentro de un sistema capitalista. En Estados Unidos, podemos encontrar ejemplos como el sistema federal de seguridad social, la Tennessee Valley Authority y el servicio postal.
Históricamente, el Estado socialista se consideraba como un poder imparcial que podía ser influenciado para beneficiar a la clase trabajadora si se extendía el derecho al voto y se educaba y organizaba a los trabajadores. En este contexto, el Estado asumía el rol de empleador al hacerse cargo de las empresas, o podía fomentar y subsidiar cooperativas, donde los trabajadores o los consumidores se convertían en propietarios. Louis Blanc fue uno de los principales defensores del Estado socialista.
Socialismo Cristiano
El socialismo cristiano se desarrolló en Inglaterra y Alemania después de 1848, y tuvo a Charles Kingsley como uno de sus principales defensores en Inglaterra. Surgió tras la derrota de los movimientos radicales en ambos países. Esta corriente del socialismo ofrecía a los trabajadores el consuelo de la religión como forma de mitigar su dolor y brindarles esperanza. Se consideraba que la Biblia sería el manual para los líderes gubernamentales, los empleadores y los trabajadores, y que el amor y la camaradería mutua eran el orden divino. En este enfoque, se proponía que la propiedad en manos de los ricos se mantuviera en fideicomiso para beneficio de todos.
El socialismo cristiano rechazaba la violencia y la lucha de clases, abogando en su lugar por reformas sanitarias, educación, legislación laboral en las fábricas y la promoción de cooperativas. Es importante destacar que existen diferentes versiones e interpretaciones de esta corriente, dependiendo de la afiliación religiosa y las creencias cristianas de cada persona. Desde el siglo XIX, el socialismo cristiano ha estado presente en la Comunión Anglicana, promoviendo la identificación entre cristianismo y socialismo. Algunos sostienen que el socialismo cristiano se remonta a la época de Jesús, argumentando que Jesús predicaba y practicaba la igualdad entre las personas.
Anarquismo
El anarquismo, con Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) como uno de sus primeros defensores, sostiene la abolición de todas las formas de gobierno por considerarlas coercitivas. Los anarquistas rechazan la noción de un orden impuesto en la sociedad y en su lugar promueven la formación de grupos autónomos basados en el esfuerzo voluntario y la asociación. Argumentan que la naturaleza humana es intrínsecamente buena y que es el Estado y sus instituciones quienes la corrompen. Proponen reemplazar la propiedad privada por la propiedad colectiva del capital, administrada por grupos cooperativos.
Los anarquistas imaginan comunidades dedicadas a la producción y al intercambio con otras comunidades, donde las asociaciones de productores controlan la producción en sectores agrícolas, industriales e incluso intelectuales y artísticos. Se espera que las asociaciones de consumidores coordinen aspectos como la vivienda, la iluminación, la salud, los alimentos y la higiene pública. La sociedad anarquista se caracterizaría por la comprensión mutua, la cooperación y la absoluta libertad. Se fomentaría la iniciativa individual y se evitaría cualquier tendencia hacia la uniformidad y la autoridad centralizada. Aunque los métodos para lograr sus objetivos pueden variar, la comunidad ideal propuesta por los anarquistas guarda similitudes con la de los socialistas utópicos.
Socialismo Marxista
Principales defensores: Marx y Engels.
El socialismo marxista, también conocido como socialismo científico, fue desarrollado por Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1821-1895). Esta corriente busca distinguirse de otras corrientes socialistas existentes en el siglo XIX. Las premisas teóricas del socialismo científico se basan en el análisis científico de la sociedad, utilizando el materialismo histórico para extraer las leyes de su evolución. Además, el marxismo desempeñó un papel fundamental en la construcción del campo socialista y en los movimientos anticoloniales y de liberación nacional del siglo XX.
El socialismo marxista o científico:
El socialismo marxista se fundamenta en la teoría del valor trabajo y en la teoría de la explotación por parte de los capitalistas hacia aquellos que reciben un salario. Aunque Marx y Engels despreciaban el sistema capitalista, reconocían su capacidad para aumentar la productividad y la producción. Sin embargo, también señalaban las luchas de clases y las contradicciones inherentes al capitalismo, lo que eventualmente conduciría a su derrocamiento y a su reemplazo por el socialismo. El Estado capitalista oprime a los trabajadores, por lo que la clase trabajadora, al derrocar al Estado burgués, establecerá su propia dictadura del proletariado para eliminar la clase burguesa. En el socialismo resultante, se permite la propiedad privada de bienes de consumo, pero los medios de producción y la tierra son de propiedad pública y son gestionados por el gobierno central. La producción y la inversión se planifican, y la utilidad y el libre mercado son reemplazados por una distribución planificada.
Comunismo según Marx:
El comunismo es la etapa de la sociedad que eventualmente reemplaza al socialismo. En el comunismo, el lema es “De cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”. Esto presupone una abundancia de bienes en relación con los deseos, la eliminación del pago monetario por el trabajo realizado y una dedicación a la sociedad similar a la lealtad de una persona hacia su familia. En esta etapa, desaparecen las clases sociales antagónicas y el gobierno sobre las personas es reemplazado por la administración de las cosas, como los grandes sistemas de transporte y los complejos industriales.
Actualmente, los países comunistas han establecido en realidad un socialismo de Estado o están en proceso de hacerlo. En la época actual, el comunismo no existe en ningún lugar, excepto en pequeñas comunidades cooperativas motivadas principalmente por razones religiosas u otras causas comunes. En estas comunidades, las personas trabajan juntas, comparten sus ganancias y retiran de un fondo común las cosas que necesitan.
Revisionismo
En Alemania, Eduard Bernstein (1850-1932) fue un defensor del revisionismo, mientras que en Inglaterra, los socialistas fabianos, liderados por Sydney y Beatrice Webb (1859-1947; 1858-1943), también adoptaron posturas revisionistas. Estos revisionistas rechazaban la lucha de clases y negaban que el Estado necesariamente fuera un instrumento de la clase adinerada. En cambio, depositaban sus esperanzas en la educación, las campañas electorales y en obtener el control del gobierno a través del voto. Proponían que el gobierno regulara los monopolios, controlara las condiciones laborales en las fábricas, asumiera la responsabilidad de algunos servicios públicos y gradualmente ampliara su propiedad de los medios de producción.
El revisionismo comprende una variedad de filosofías políticas antiautoritarias que forman parte del socialismo y que buscan crear una sociedad sin jerarquías políticas, económicas o sociales. En esta sociedad, las instituciones violentas o coercitivas se disolverían, y todas las personas tendrían acceso libre e igualitario a las herramientas de información y producción. También se plantea la reducción drástica del alcance de las instituciones coercitivas y jerárquicas. El socialismo democrático, por su parte, es una ideología crítica que diversos movimientos, corrientes y organizaciones utilizan para expresar que su posición y propósito abarcan tanto el socialismo como la democracia. Aunque a menudo se utiliza como sinónimo de “socialdemocracia”, su alcance es más amplio, incluyendo diversas corrientes.
Sindicalismo
Georges Sorel (1847-1922) fue un promotor y popularizador del sindicalismo en los círculos laborales de los países latinos de Europa. Los sindicalistas se oponían al parlamento y al militarismo, y sostenían que el socialismo se corrompía al involucrarse en la actividad política y parlamentaria. Consideraban que la participación en el parlamento conducía al oportunismo y a la búsqueda de influencia política. En cambio, sostenían que los trabajadores necesitaban un sindicato fuerte que no se involucrara en el juego burgués de buscar reformas sociales y mejoras en las condiciones laborales. Los sindicatos no deberían ocuparse de huelgas, fondos de seguro, contratos sindicales, tesorerías sindicales o reformas graduales. Las huelgas debían ser fomentadas para despertar la conciencia revolucionaria y la militancia de los trabajadores, y el sabotaje se debía utilizar como arma en la lucha de clases. A largo plazo, se esperaba que una huelga general liderada por un sindicato fuerte derrocara al capitalismo, y cada industria estaría organizada como una unidad autónoma gestionada por los trabajadores. Estas unidades estarían federadas y formarían un centro administrativo, con la expectativa de que el gobierno coercitivo desapareciera en última instancia.
Socialismo de gremios
G. D. H. Cole (1889-1959), profesor de economía en la Universidad de Oxford, fue el principal defensor del socialismo de gremios. Este movimiento británico, basado en el gradualismo y la reforma, alcanzó su apogeo alrededor de la Primera Guerra Mundial. Los socialistas de gremios reconocían al Estado como una institución necesaria para expresar los intereses generales de los ciudadanos como consumidores. Sin embargo, proponían que la administración real de las industrias estuviera en manos de los empleados (los productores), organizados en sus gremios industriales, y no en manos del gobierno. El gobierno, por su parte, debería desarrollar una política económica general para toda la comunidad, no solo para los trabajadores. Cada trabajador sería un socio en la empresa para la cual trabajaba, y esta era la esencia de la “democracia industrial” promovida por los socialistas de gremios. En lugar de una división entre capital y trabajo, la nación se dividiría en productores y consumidores, cada grupo con su asociación nacional, el gremio y el gobierno. De esta manera, los productores y los consumidores formarían una sociedad de iguales.
El socialismo de gremios es un movimiento político que abogaba por el control de la industria por parte de los trabajadores a través de gremios organizados por ramas empresariales. Su enfoque se caracterizaba por el socialismo individualista, cooperativo y antie statal, con un liderazgo distribuido y no centralizado. En ocasiones se lo consideraba la contraparte anglosajona del anarcosindicalismo latino, aunque no había una relación formal entre ambos. Este movimiento se originó en el Reino Unido, y su periodo de mayor influencia fue el primer cuarto del siglo XX.
El socialismo de gremios se inspiró en parte en los gremios de artesanos y otros trabajadores especializados que existieron en la Inglaterra medieval. Cuestionaba la tendencia hacia el aburguesamiento del fabianismo y el extremismo colectivista del marxismo, y compartía con el anarquismo la importancia de la voluntad individual como impulsora de los cambios sociales, así como el espíritu autogestionario y federalista.
Características comunes del Socialismo
Las diversas corrientes del socialismo comparten características comunes:
- Rechazo de la armonía de intereses: Todas estas corrientes rechazan la noción clásica de que los intereses de diferentes clases sociales están en armonía. Reconocen los conflictos inherentes al sistema capitalista y la desigualdad de poder entre capital y trabajo.
- Oposición al laissez-faire: Con excepción de los anarquistas, todas las corrientes socialistas se oponen al concepto de laissez-faire, que defiende una mínima intervención del Estado en la economía. Consideran necesario un mayor control estatal para regular y proteger los derechos de los trabajadores.
- Crítica a la ley de los mercados de Say: Los socialistas rechazan la idea de Jean-Baptiste Say de que la oferta crea su propia demanda y sostienen que el capitalismo es propenso a crisis periódicas o estancamiento general. Argumentan que el sistema no garantiza un equilibrio económico y puede llevar a desequilibrios y problemas.
- Crítica al egoísmo del capitalismo: El capitalismo, según los socialistas, fomenta una mentalidad egoísta basada en la obtención de ganancias y la acumulación de riqueza. Sin embargo, consideran que en un entorno adecuado pueden surgir virtudes humanas más nobles, como la solidaridad y el espíritu de compartir.
- Acción pública y propiedad colectiva: Todas las corrientes socialistas abogan por la intervención estatal y la propiedad colectiva de los medios de producción con el objetivo de mejorar las condiciones de las masas. Esto puede ser a través del gobierno central, gobiernos locales o empresas cooperativas.
¿A quiénes beneficiaba o trataba de beneficiar el socialismo?
El socialismo buscaba beneficiar a los trabajadores, despertar la conciencia de la sociedad e inspirar a los reformadores de la clase media a promover la legislación reformista. Sin embargo, algunos críticos argumentan que al apartar a los trabajadores de la organización de sindicatos y partidos políticos, el socialismo también servía a los patronos y terratenientes.
Principios perdurables del socialismo
El socialismo sentó las bases del pensamiento económico socialista contemporáneo, que enfatiza la propiedad estatal de los medios de producción junto con la planificación y coordinación a nivel nacional.
Las recomendaciones de políticas hechas por los socialistas se han institucionalizado en la actualidad dentro de naciones capitalistas.
Su énfasis en el análisis del crecimiento del poder del monopolio, del problema de la distribución del ingreso y de la realidad de los ciclos de negocios. Este énfasis y análisis obligaron a una reevaluación de las suposiciones básicas y de las teorías aceptadas dentro de la profesión de la economía.
Principales representantes
Henry Comte de Saint-Simon (1760-1825)
Proveniente de una familia noble francesa empobrecida, Henry Comte de Saint-Simon destacó en la Revolución Estadounidense, donde luchó del lado colonial como oficial. Durante las primeras etapas de la Revolución Francesa, renunció a su título y se convirtió en un destacado especulador al adquirir tierras nacionalizadas de la Iglesia y los emigrados, pagando con assignats, cuyo valor se depreciaba rápidamente. Saint-Simon fue encarcelado por esta actividad, pero más tarde fue liberado tras la caída de Robespierre.
Sus principales ideas y propuestas fueron las siguientes:
- Estableció una distinción entre los productores y los no productores.
- Propuso un parlamento industrial compuesto por tres cámaras: la cámara de invención, integrada por artistas e ingenieros encargados de diseñar obras públicas; la cámara de revisión, dirigida por científicos, encargada de evaluar proyectos y supervisar la educación; y la cámara de ejecución, compuesta por líderes de la industria, encargada de llevar a cabo los proyectos y controlar el presupuesto.
- Rechazó la suposición fundamental de los economistas clásicos de que los intereses de la industria coinciden con el interés general. En sus últimos escritos, mostró una preocupación humanitaria por la clase trabajadora.
- Su entusiasmo por la industria a gran escala inspiró el desarrollo de grandes bancos, ferrocarriles, carreteras, el Canal de Suez y grandes empresas industriales.
- Sostenía que la prosperidad de Francia depende del progreso de las ciencias, las bellas artes y las profesiones.
- Consideraba que los científicos, artesanos y líderes de las empresas industriales eran los más capacitados y útiles para dirigir la sociedad en la época actual, por lo que deberían tener el poder administrativo.
- Comparaba la comunidad con una pirámide, donde la nación debía ser estructurada de manera similar, con capas cada vez más valiosas desde la base hasta la cima, siendo la monarquía la corona de esa pirámide.
- Aunque algunos de sus discípulos defendían la apropiación de la propiedad privada, él mismo no lo respaldaba.
Charles Fourier (1772-1837)
Charles Fourier fue un excéntrico socialista utópico que logró reunir un numeroso grupo de seguidores durante los últimos años de su vida e incluso después de su fallecimiento. A diferencia de un revolucionario, dirigía sus llamados principalmente a los ricos y al rey. Proveniente de una familia de comerciantes de clase media que perdió gran parte de sus bienes durante la Revolución Francesa, Fourier trabajó en varias tiendas de telas y otros negocios. A lo largo de su vida, siendo un trabajador pobre, tuvo que adquirir conocimientos en su tiempo libre en las salas de lectura de las bibliotecas. Los títulos de sus libros reflejan la naturaleza inusual de su pensamiento: “Theory of the Four Movements and the General Destinies” (1808), “The Theory of Universal Unity” (1829) y “The New Industrial and Social World” (1829).
Sus principales ideas y propuestas fueron las siguientes:
- Fourier consideraba que la competencia multiplicaba el desperdicio en la venta, y los empresarios se veían obligados a retener o destruir bienes para aumentar los precios.
- Su solución para los problemas sociales era eliminar las barreras artificiales que impedían la interacción armónica de las doce pasiones humanas (cinco sentidos, cuatro grupos de pasiones: amistad, amor, sentimiento familiar y ambición, y tres pasiones distributivas: planeación, cambio y unidad).
- Propuso la organización de comunidades cooperativas llamadas falansterios o falanges.
- La vida cooperativa era fundamental en su pensamiento, ya que creía que era la forma de transformar el entorno y generar un nuevo tipo de persona noble. Estas falanges proporcionarían seguridad social desde el nacimiento hasta la muerte.
- Fourier defendía la idea de brindar garantías a cada individuo, asegurando un mínimo de subsistencia, seguridad y comodidad.
- Criticaba la excesiva especialización y advertía que el trabajo rutinario en la línea de ensamblaje desviaba y frustraba al individuo, a pesar de aumentar considerablemente la producción.
Simonde de Sismondi (1773-1842)
Simonde de Sismondi fue un economista e historiador suizo de ascendencia francesa. Durante los disturbios revolucionarios de 1793-1794, él y su familia se refugiaron en Inglaterra. A su regreso a Suiza, vendieron la mayor parte de sus propiedades y adquirieron una pequeña granja en Italia, donde trabajaban personalmente. Más tarde, Sismondi regresó a Ginebra, donde escribió numerosas obras eruditas, incluyendo “History of the Italian Republic of the Middle Ages” en dieciséis tomos, y “History of the French” en veintinueve tomos.
Las principales ideas y propuestas de Sismondi fueron las siguientes:
- Manifestó que la empresa capitalista sin restricciones no producía los resultados esperados por Adam Smith y Jean-Baptiste Say, sino que estaba destinada a generar amplia miseria y desempleo.
- Contribuyó a la teoría del ciclo de negocios al plantear la posibilidad de la sobreproducción y las crisis. Creía que cuando los salarios se mantienen en el nivel de subsistencia, se liberan fondos de capital para invertir en maquinaria.
- Sostenía que solo la intervención del Estado podía garantizar un salario suficiente para vivir y una seguridad social mínima para los trabajadores. Sismondi negaba que la mayor producción posible coincidiera necesariamente con la mayor felicidad de las personas. Consideraba que una producción más pequeña pero bien distribuida era preferible para el interés general.
- Abogaba por promover la agricultura en lugar de la urbanización. Apoyaba impuestos sobre herencias, la descontinuación de los derechos de patente para frenar nuevos inventos y enfriar el fervor por los descubrimientos, instar a los empleadores a proporcionar seguridad a los trabajadores en su vejez, enfermedad y desempleo, fomentar la cooperación y solidaridad entre trabajadores y empleadores, y compartir las ganancias.
- Fue el primero en aplicar el término “proletario” para referirse al trabajador asalariado, refiriéndose a aquellos que no tenían nada, no pagaban impuestos y solo podían contribuir al país mediante su progenie, es decir, su prole.
Robert Owen (1771-1858):
Robert Owen fue el socialista utópico más espectacular y famoso. Hijo de un quincallero y talabartero galés, asistió a la escuela solo durante unos años. A los nueve años, comenzó a trabajar como ayudante en una tienda del vecindario y más adelante en tiendas de mercancías generales en Londres. A los dieciocho años, solicitó un préstamo de 100 libras y se asoció con un mecánico capaz de construir la recién inventada maquinaria textil.
Las principales ideas y propuestas de Robert Owen fueron las siguientes:
- Su tesis fundamental sostenía que el entorno modela la naturaleza humana, ya sea para bien o para mal. Según Owen, los seres humanos no tienen la capacidad de moldear sus propios caracteres, sino que son moldeados por las circunstancias que los rodean. Debido a que el carácter está determinado por estas circunstancias, las personas no son verdaderamente responsables de sus acciones. Por lo tanto, Owen abogaba por moldear a las personas hacia el bien en lugar de castigarlas por sus acciones negativas. Tanto Owen como Fourier basaban todas sus teorías, sueños y programas en la creencia de que proporcionar mejores condiciones de trabajo resultaría en el desarrollo de individuos mejores. Owen creía firmemente en que todos deberían esforzarse por servir a la comunidad como medio para alcanzar la máxima felicidad personal.
- Owen fue pionero en la implementación de salarios de eficiencia, que consistían en ofrecer un salario por encima del nivel de mercado, con el objetivo de mejorar la productividad y reducir la rotación del personal.
- Abogaba por la adopción de una tasa de interés fija, con la esperanza de que los propietarios de capital la abandonaran voluntariamente en el futuro.
- Su influencia en el socialismo, las cooperativas y el sindicalismo fue significativa. La palabra “socialismo”, en su sentido moderno, se utilizó por primera vez en la revista oweniana “Co-operative Magazine” en 1827 para referirse a los seguidores de las doctrinas cooperativistas de Owen.
Louis Blanc (1811-1882)
Considerado uno de los fundadores del socialismo de Estado. Fue un reformador, periodista e historiador francés proveniente de una familia monárquica. Durante la Revolución Francesa, su abuelo, un próspero comerciante, fue guillotinado, lo que llevó a la empobrecimiento de su familia tras la caída de Napoleón. La publicación de su obra “Organisation du Travail” en 1839 lo catapultó a la fama y le otorgó una posición de liderazgo en el movimiento socialista. En la revolución de 1848, fue elegido para formar parte del gobierno provisional que derrocó a la monarquía, convirtiéndose en el primer socialista reconocido en ocupar un cargo público en cualquier parte. Bajo la presión de Blanc y sus seguidores, el gobierno estableció talleres nacionales con el fin de brindar empleo a los desempleados.
- Blanc sostenía que el sufragio universal transformaría al Estado en un instrumento de progreso y bienestar.
- Propugnaba que el Estado se convirtiera en el “banquero de los pobres” y abogaba por la creación de un banco de propiedad pública encargado de distribuir crédito entre las cooperativas.
- Planteaba que los capitalistas podrían unirse a las asociaciones y recibir una tasa de interés fija sobre su capital, garantizada por el Estado.
- Según Blanc, bajo el reinado de la libre competencia, los salarios tenderían a disminuir continuamente, lo que consideraba una ley general. Ante el crecimiento demográfico, abogaba por instar a las madres de familias pobres a ser estériles, lo cual consideraba una lucha necesaria debido a la limitación de recursos.
- Proponía que el gobierno se considerara como el regulador supremo de la producción y se le otorgara un gran poder para cumplir con esta función. Esto implicaba combatir y superar la competencia. Blanc abogaba por que el gobierno emitiese un préstamo para establecer talleres sociales en las ramas más importantes de la industria nacional.
Charles Kingsley (1819-1875)
Fue un clérigo, poeta, novelista y reformador. Además de ser profesor de historia moderna en Cambridge y canónigo de Westminster, Kingsley y otros socialistas se esforzaron por socializar a los cristianos y cristianizar a los socialistas.
En 1848, los cristianos publicaron un diario semanal llamado “Politics for the People”. Kingsley escribió una serie de cartas dirigidas a los cartistas bajo el seudónimo del párroco Lot. En su segunda carta, realizó una apasionada defensa de los pobres.
En su tercera carta, Kingsley adoptó una postura más moderada como un socialista cristiano típico. Escribió lo siguiente: “Amigos míos, debo decirles que en la Biblia encontrarán lo que anhelan, prometido con una justicia aún mayor de la que cualquier hombre les haya prometido en estos tiempos. Encontrarán en el libro lo que buscan. ¿Cuáles son las cosas que ustedes desean con más fervor? ¿No es una de ellas que nadie reciba un salario sin trabajar? La Biblia declara inmediatamente que aquel que no trabaje, no comerá. Y como la Biblia se dirige tanto a los ricos como a los pobres, estas palabras se aplican tanto a los ricos ociosos como a los pobres ociosos.”
En otras partes de su obra, Kingsley escribió: “Dios solo reformará a la sociedad si nosotros nos reformamos a nosotros mismos. Mientras tanto, el demonio está ansioso por ayudarnos a cambiar las leyes, el parlamento, la tierra y el cielo, sin iniciar nunca esa petición tan impertinente y personal”.
La postura de Kingsley combinaba su fe cristiana con su compromiso con la justicia social y la preocupación por los menos privilegiados. Su trabajo y sus escritos reflejan su convicción de que el cambio social debe basarse en una transformación personal y una responsabilidad colectiva.
Socialismo Utópico (alrededor de 1800)
El socialismo utópico, la primera corriente del pensamiento socialista moderno, se desarrolló en los siglos XVIII y XIX en Europa. Surgió como una crítica a las terribles condiciones inhumanas a las que eran sometidos los obreros urbanos y los campesinos proletarizados debido al capitalismo industrial de la época. Según Carlos Marx, los sistemas propuestos por figuras como Saint-Simón (1760-1825), Fourier (1772-1873), Owen (1771-1858), entre otros, surgieron en las etapas iniciales y rudimentarias de la lucha entre el proletariado y la burguesía.
Estos pensadores desarrollaron sus ideas en una época en la que los trabajadores industriales aún eran débiles y estaban desorganizados. Estaban desmoralizados por los rápidos cambios de la Revolución Industrial, carecían de protecciones laborales y aún no eran conscientes de su poder latente. Los socialistas utópicos consideraban que la economía de mercado competitiva era injusta e irracional. Abogaban por la solidaridad universal en lugar de la lucha de clases, y buscaban la cooperación de los capitalistas en sus proyectos, incluso buscando su financiamiento.